Ensayo
Iglesia de San Francisco
Historia
Se localiza en el centro histórico,
en la calle Cuenca 477 y Sucre. Al frente una plaza, con su mismo nombre, la
convierte en una obra arquitectónica imponente.
La construcción de la iglesia y convento de San
Francisco inició alrededor del año 1537, apenas tres años después de la
fundación española de la ciudad, con la terminación de un templo provisional
que se mantuvo hasta 1550, cuando se inició la construcción del edificio actual
y que fue culminado hacia 1680. Aunque el edificio fue oficialmente inaugurado
en el año 1705.
La Iglesia y Convento de San Francisco es un edificio católico que se encuentra
en medio del centro histórico de la ciudad de Quito. La estructura tiene
el privilegio de ser el conjunto arquitectónico de mayor dimensión dentro de
los centros históricos de toda América, y por ello es conocido como "el Escorial del Nuevo Mundo".
San Francisco es de diferentes estilos armoniosamente combinados a lo largo
de sus más de 150 años que tiene de construcción.
Está construida en 3 hectáreas y media de superficie compuesta de
13 claustros que su suma es de aproximadamente
40.000 m2:
·
6 claustros de gran magnitud
·
3 claustros como templos
·
claustro que será el gran atrio
Allí se desarrollan múltiples actividades en la actualidad: las
conventuales y religiosas, de atención pública en las áreas de salud, de
comunicación, educativas y otras de corte popular que mantienen viva la edificación.
San Francisco atesora entre sus paredes más de 3.500 obras de arte
colonial, de múltiples manifestaciones artísticas y variadas técnicas,
especialmente aquellas correspondientes a la famosa Escuela Quiteña de arte, que nació precisamente en
este lugar. Completa esta riqueza cultural la magnífica biblioteca franciscana,
descrita en el siglo XVII como la mejor del Virreinato del Perú.
Al conjunto le precede una gran plaza que llevan el mismo nombre, asentada en el
escenario urbano más representativo de la ciudad, durante años la abasteció de
agua de su fuente central, ha funcionado como mercado popular, como espacio de
concentraciones militares y políticas, y como lugar de encuentro y recreación
sociales en la actualidad es en lo que más se usa para las recreaciones
sociales.
Arquitectura
Este conjunto arquitectónico fue
construido por Cantuña la iglesia fue sometida a diversos cambios a lo largo de los
casi 150 años que demoró su construcción. Muchas veces estos cambios fueron
"violentos y equivocados" a causa de los daños causados por
terremotos y la evolución del arte y la cultura hasta alcanzar finalmente la
forma casi ecléctica con la que la conocemos hoy en día; es por ello que San
Francisco es uno de los monumentos de mayor importancia dentro de la
arquitectura americana.
La fachada del templo refleja la presencia temprana, y por primera vez
en América del Sur, de elementos manieristas,
lo que lo convirtió en un punto de referencia de este estilo en el continente.
La severidad renacentista y el manierismo exteriores contrastan con la
decoración interna de la iglesia, en la que se mezclan el mudéjar y
el barroco bañados
por pan de oro para dar un esplendor inusual,
En sus tres naves, San Francisco devela artesonados moriscos con
lazos mudéjares, retablos profusamente decorados y columnas de diversos
estilos. En el coro, la decoración mudéjar, original de finales del siglo XVI,
se conserva íntegra porque la nave central se vio abajo con un terremoto y fue
reemplazado por un artesonado barroco en 1770. Cielos mudéjares en
los extremos, barrocos en la nave central, retablos llenos de imágenes,
mascarones y querubines mirando al centro del Altar Mayor.
El complejo se completa con el Convento, en el que destaca la belleza
arquitectónica del claustro principal, dispuesto alrededor del inmenso patio,
en dos galerías superpuestas.
Análisis
de la arquitectura de la iglesia de san Francisco
Se va a notar que en San Francisco pervivió la tipología clásica de los
monasterios medievales. En esto la distribución espacial partía de la iglesia,
su eje rector, y desde allí se abrían las galerías claustrales en donde
normalmente se distribuían las celdas, el refectorio,
la sala capitular, la bodega y el locutorio. La forma definitiva era el
patio cuadrangular, con sus respectivas cuatro galerías; contribuyendo, las principales,
a denominar su galería respectiva: galería
de la sala capitular, galería del refectorio, galería de conversos, galería del mandatum, en las que
se han conservado por lo menos dos elementos de los monasterios de
la Edad Media
como el refectorio y
el dormitorio.
Sin embargo, no se ha destinado ninguna galería a la sala capitular, que en San Francisco
nunca existió.
La Biblioteca junto
a las aulas de arte y teología, la Portería y
una pequeña iglesia con sacristía. Pero igualmente, la compleja red de
dependencias que se organizó a su interior recreó un microcosmos propio y
autosuficiente, similar al de los monasterios medievales. Como en estos, en San
Francisco, a más de las dependencias básicas tenemos las dedicadas a salud,
educación, oficios, huerta e inclusive una cárcel. La cocina, la enfermería y
la botica funcionaban en el Claustro
de Servicios. El conjunto arquitectónico de San Francisco de Quito
estuvo necesariamente ligado a su entorno urbano. Existen tres espacios que
definieron las relaciones con el mundo exterior:
La
plaza, que era
un espacio netamente urbano, perfectamente demarcado, que conectó a través de
varias actividades como
·
Doctrina
·
Mercado
·
abastecimiento de agua a los religiosos y
a los civiles.
El Atrio, que fue el que sin dejar de cumplir funciones
urbanas, tuvo características mucho más sagradas que la plaza. Éste, al menos
durante los siglos XVI y XVII, fue lugar de enterramiento del común del pueblo.
Este espacio está precedido por la que Se debe mencionar un elemento arquitectónico destacado: la
magnífica escalera cóncavo-convexa que comunica la plaza con el Atrio, en el
que resalta la bella fachada manierista-barroca del templo mayor, origen de
distintas soluciones de arquitectura americanas.
Iglesia la Compañia
Pero hay mucho más que admirar en San Agustín: numerosos rasgos originales del columnario de los retablos de la iglesia, la belleza del claustro con sus galerías superpuestas, y la Sala Capitular.
El Antiguo Hospital Militar de Quito es en la actualidad el Centro de Arte Contemporáneo de la ciudad el cual ofrece nuevos espacios para la pintura, teatro, danza, escultura, fotografía, artes visuales y digitales, performances y demás expresiones artísticas.
Iglesia la Compañia
Historia
La historia de
la construcción de este templo y su convento, uno de los íconos arquitectónicos
más importantes del Nuevo
Mundo, se remonta a los primeros años de la colonia y la llegada de la orden
jesuita a las tierras de la entonces Audiencia de Quito.
La iglesia y
convento de La Compañía de Jesús
de Quito, es una complejo católico ubicado
en la esquina formada por las calles García Moreno y Sucre, en el Centro Histórico de la ciudad de
Quito capital de Ecuador. La portada de su templo mayor, labrada totalmente en piedra
volcánica, está considerada como una de las más importantes expresiones de la arquitectura barroca en el continente
americano y
del mundo.
A lo largo del
tiempo, esta iglesia ha sido llamada además: Templo de Salomón de América del Sur. El padre Bernardo
Recio, jesuita viajero, la llamó Ascua
de oro. Mientras que Ernesto La Orden, Embajador de España en Ecuador,
la describiría como «el mejor templo
jesuítico del mundo».
El complejo
incluye la Residencia San Ignacio, "Casa Madre" de los Jesuitas
en Ecuador, durante la Colonia esta
"manzana jesuítica" albergó al Seminario San Luis, al Colegio Máximo,
a la Universidad de San Gregorio Magno y la Procura de las Misiones de Mainas.
Desde 1862 funcionó en la manzana el Colegio San Gabriel y desde 1959 hasta
2001 el Colegio San Luis Gonzaga.
La iglesia, y su
rica ornamentación interna, totalmente cubierta con láminas de oro, es una de
las mayores atracciones turísticas de la ciudad y un patrimonio invaluable,
tanto artístico como económico, para el país. Fue visitada por el Papa Juan Pablo II, quien presidió una misa en el
templo el 30 de enero de 1985, dentro del marco de su visita de tres días a
Ecuador.
Puerta
suroccidental del Convento de La Compañía, hacia la Plaza de San Francisco,
Quito.
La orden jesuita
llegó a la ciudad de Quito el 19 de julio de 1586, con el propósito de
establecer una iglesia, un colegio y un monasterio en esta ciudad. En el primer
grupo de sacerdotes jesuitas se encontraba Juan de Hinojosa, Diego González
Holguín, Baltasar Piñas y Juan de Santiago.
La mayoría de
solares para la construcción de iglesias ya habían sido otorgados por el
cabildo a los franciscanos, los mercedarios, los agustinos y los dominicos. Sin
embargo, en 1587 el cabildo les cedió a los jesuitas un terreno en la esquina
noroccidental de la Plaza Grande, pero los agustinos demostraron su
disconformidad con la decisión; por esta razón el cabildo optó por
establecerlas en otro lote ubicado en dirección sur de la Catedral. Poco a
poco, y con el pasar de los primeros años, la orden fue adquiriendo mediante
compra varios solares vecinos hasta completar toda una manzana de grandes
proporciones, que se extendía desde el costado sur del actual Palacio de
Carondelet hasta la actual calle Sucre,
y desde la calle de las Siete Cruces que actualmente es la García Moreno por el oriente hasta la actual
calle Benalcázar por el occidente
Es por tanto, en
medio de este escenario de saber y artes, que la iglesia de La Compañía de
Jesús de Quito iba tomando forma desde sus más tempranos esbozos, hasta
convertirse en una de las obras cumbres del barroco mundial.
La Iglesia La
Compañía es una verdadera pinacoteca, exhibe solo en las paredes de la iglesia
(sin contar el monasterio) un número de veintiún óleos pequeños, quince
medianos setenta y cuatro grandes y dos enormes. Los pilares, los muros entre
retablos, las paredes del presbiterio, la sacristía, todo está vestido de
pinturas al óleo y muchas de ellas provistas de preciosos marcos barrocos
dorados. Además encontramos la pintura mural que ornamenta arcos y bóvedillas
de las naves laterales; entre la pintura mural aparecen óvalos con imágenes en
relieve o apliques, de santos. Todas obras de los más afamados artistas de la
escuela quiteña, una de las más exquisitas de la época colonial en América. Es
por ello que son varios los conjuntos que merecen ser nombrados.
Construcción
En el año 1597
el hermano español Francisco Ayerdi se hace cargo de los trabajos de
construcción del templo contando para ello con la ayuda de José Iglesias y José
Gutiérrez. Lamentablemente, y pese a la buena voluntad, Ayerdi no reunía los
conocimientos necesarios para tan titánica empresa, por lo que se tomó la
decisión de reemplazarlo en 1605.
Entre 1605 y
1614 el sacerdote italiano Nicolás Durán Mastrilli recibe los planos de la
iglesia, llegados desde Roma y aprobados por la Compañía; y comienza a
ejecutarlos con la ayuda del arquitecto vasco Martín de Azpitarte, bajo la
dirección de obra del también jesuita Gil de Madrigal . Para 1614, ya
parte de la obra estaba abierta al culto.
El hermano
Marcos Guerra llega desde Italia en 1636 para hacerse cargo de la construcción,
a la que le imprime los gustos y formas del Renacimiento, estilo en el que
tenía vasta experiencia antes de convertirse en clérigo. Es él quien introduce
las cúpulas y bóvedas de cañón, además de las capillas laterales ornamentadas
con cupulines. A Guerra también se le atribuyen los mejores retablos, la
decoración completamente de oro y el púlpito.
Hay que recalcar
que todas las obras concebidas por estos artistas europeos fueron puestas en
práctica por artistas indígenas y mestizos de Quito, que le imprimían su sello
personal a través de representaciones de flora nativa y símbolos de los pueblos
ancestrales de la Audiencia.
Cuenta la
leyenda que el rey Felipe IV, que gobernaba España en esos años, preocupado por
el inmenso costo de la obra se asomaba a lo alto de las torres de su palacio en
El Escorial y miraba por el horizonte hacia el oeste, diciendo: “Cuesta tanto
la construcción de ese templo, que debe ser una obra monumental; entonces,
deben verse desde aquí sus torres y cúpulas”. No sabía el soberano que el valor
de ella no era por su tamaño, sino por la belleza de su arquitectura, su
construcción y de sus ricas piedras talladas maravillosamente
Arquitectura
La edificación
al ser construida durante 160 años y con
diferentes arquitectos, maneja cuatro estilos en su arquitectura, aunque
predomina el arte barroco. Este es de fácil apreciación debido a la simetría
que hay al interior de la iglesia, puesto que en cada lado de ella constan la
misma cantidad de elementos, otra de las particularidades de este estilo es el
movimiento, producto de la forma como están diseñadas las columnas principales
del templo y el retablo mayor, lo cual produce la impresión de que se mueve
mientras se camina dentro de la iglesia. La luminosidad es otra de las
particularidades del barroco, las ventanas superiores de la nave principal
están colocadas con tal precisión que iluminan toda la iglesia con la luz del
sol.
Otro de los
estilos que tiene la iglesia es el mudéjar o morisco, que se caracteriza por las
figuras geométricas que se observan en los pilares. Este es un estilo
completamente árabe que trajeron los españoles debido a la influencia que
tuvieron al ser dominados 800 años por los moros y árabes.
El tercer estilo
que podemos encontrar en La Compañía de Quito es el churrigueresco, de marcada
decoración recargada, y que está presente sobre todo en las mamparas de la
iglesia.
Finalmente
encontramos el estilo neoclásico, que adorna la capilla de Santa Mariana de
Jesús, y que en los primeros años fue una bodega.
Planta
La planta del
templo de La Compañía de Quito, comúnmente comparada con la de la Iglesia del
Gesú, en Roma, es la de cruz latina inscrita en un rectángulo, típica de la
segunda etapa del Renacimiento. Posee crucero y tres naves sin tribunas a lo
largo de las capillas: la central, que es alta y cubierta con bóveda de cañón,
y las laterales, que son bajas y cubiertas con cupulines. Son estos detalles
los que justamente la diferencian de su similar romana, ya que la del Gesú
posee una sola nave y tribunas a lo largo de las capillas, de hecho, en lo
único que se parecen es en la cúpula sobre el crucero de las bóvedas que cubren
la nave de la cruz latina
Naves y crucero
La nave central,
de 58m de largo por 26.5 de ancho, descansa en sólidos pilares cuadrados que
sustentan los arcos fajones unidos lateralmente por arcos de medio punto,
exhibe además una balaustrada y lunetos. Las naves laterales, menores en
anchura y altura, están enriquecidas con pequeñas cúpulas y airosos cupulines
que filtran la luz en sagrada penumbra. Estas naves albergan seis capillas o
retablos laterales, menores que los del crucero, pero de delicada elegancia,
variedad irrepetida y de un barroco exultante, ya plateresco y churrigueresco.
Estas están dedicadas, en la nave norte a San José, El Calvario y San Luis
Gonzaga; mientras que en la nave sur a Nuestra Señora de Loreto, La Inmaculada
y San Estanislao de Kostka.
Las capillas
laterales se hallan alumbradas con pequeñas ventanas caladas, por las cuales
cuela tenue la luz. Grandes arbotantes descargan el empuje de la bóveda central
sobre los fuertes muros exteriores de cal y piedra que delimitan el templo. Las
tres naves se separan con dos filas de pilastras, en las que descansan arcadas
y sobre éstas, los muros de la nave central con las ventanas necesarias para la
iluminación. El material empleado es la piedra para los muros y pilastras, y el
ladrillo para la arquería y el abovedamiento.
El crucero, de
26.5m de ancho, ostenta la imponente cúpula de 27.6m de alto y 10.6 de
diámetro, decorada interiormente con pinturas, adornos, medallones con figuras
de arcángeles y de cardenales jesuitas. Los doce ventanales iluminan gozosamente
las decoraciones y la balaustrada que recorre el tambor. A los dos extremos del
crucero se levantan los retablos gemelos, de San Ignacio y San Francisco
Javier, de enorme tamaño y exquisita factura barroca.
Cúpulas
Las cúpulas, por
el exterior parecen aplastadas porque no se las peralta doblando el casquete,
como fue costumbre muy usada por los arquitectos de la segunda época del
Renacimiento. Sin embargo, la del crucero se muestra airosa sobre un tambor
calado con ventanas de arco zigzagueado, separadas por pilastras gemelas
jónicas, coronada de su elegante linterna de doce luces y destacándose sobre
una azotea adornada de barbacanas, curiosa reminiscencia medieval muy usada en
la arquitectura quiteña en los siglos XVII y XVIII, cuando en España no se la
recordaba.
La
característica portada exterior de La Compañía de Quito está tallada
íntegramente en piedra andesita ecuatoriana, e inició en 1722 bajo las órdenes
del padre Leonardo Deubler, pero la obra fue suspendida en 1725 para luego ser
retomada en 1760 por el hermano Venancio Gandolfi, quien la terminó en 1765.7
Según José María Vargas: «El simple cotejo de fechas explica la diferencia de
estilos entre el cuerpo de la iglesia y la fachada. Mientras la estructura del
templo delata el influjo renacentista, que de Italia trajo a Quito el Hermano
Marcos Guerra; en la disposición del frontispicio atenta el dinamismo Barroco
del siglo XVIII, que inició Bernini con las columnas salomónicas del baldaquino
de la Basílica de San Pedro de Roma».
Cruz de la calleLa
cruz de piedra que se aprecia en el costado exterior sur, sobre la línea de
fábrica de la acera, antes estuvo unida a la iglesia por un hermoso pretil que
cerraba el atrio. La base de esta, con sus estupendas molduras y sus magníficas
proporciones, hacen de ella un verdadero monumento arquitectónico, digno de
contemplación y estudio. Con razón, al hablar de la iglesia de la Compañía de
Jesús en Quito, el ilustre artista italiano, Giulio Aristide Sartorio, dice:
«Monumentos completos, como la Compañía de Jesús en Quito, son raros aún en el
Viejo Continente».
Torre del campanario
La torre del
campanario, venida al suelo tras el terremoto de 1859, debió corresponder
totalmente a la grandeza de la iglesia, con su altura de 180 brazos que la
convertía en la más alta de la ciudad. Esta fue recompuesta años después
devolviéndole su estilo medieval tan particular; más, otro terremoto en 1868,
la cuarteó tanto que no hubo más remedio que deshacerla hasta la altura de la
barbacana.8 Las campanas que un día repicaron en la torre se encuentran hoy en
una sala adjunta a la iglesia, abierta al público para que pueda admirarlas. Se
trata de un conjunto de seis campanas de varios tamaños y pesos, la más grande
(que data de 1926) pesa 4.400 lbs; mientras que la pequeñita y más antigua
(datada en 1877) es de 140 lbs.
La mayor
característica de la decoración interna de La Compañía de Quito son sus
barroquísimas formas en madera de cedro tallada, policromada y bañada con pan
de oro de 23 kilates sobre fondo rojo.3 4 Destacan sobre todo el Retablo Mayor,
en el ábside, y el púlpito ricamente decorado.
El retablo
original era un símil de la fachada principal, propio del sistema constructivo
del estilo barroco; y el que actualmente se aprecia mantiene la mayoría de esos
rasgos.
Naves laterales
Las naves
laterales están formadas por ocho capillas de planta cuadrada, abovedadas, con
cúpulas rebajadas sobre pechinas y comunicadas entre sí por grandes arcos. Las
dos últimas capillas tienen dos inmensos cuadros llamados El Infierno y El
Juicio Final, pintados por el hermano Hernando de la Cruz en el año 1620. Las
otras lucen retablos, todos de estilo churrigueresco y semejantes en su
organización arquitectónica de dos cuerpos, uno inferior sobre gran estilóbato
y compuesto de un nicho central, flanqueado a cada lado por una columna
salomónica; y otro superior con nicho central, flanqueado también por dos
columnas salomónicas y dos hornacinas laterales o un panel cualquiera
decorativo
Iglesia de San Agustin
Historia
La Iglesia de San Agustín un templo católico que
se encuentra en el centro histórico de Quito Ecuador, el conjunto de iglesias y
convento está ubicado en la calle Chile entre la calle Guayaquil y la calle
Flores.
El solar fue
asignado a la orden agustina en 1573, aunque la
construcción del templo actual se da entre 1580 y 1669 basados en los planos
del arquitecto Francisco Becerra, quien también trabajó en el diseño de la iglesia de Santo Domingo.1 La Capilla Mayor es obra de Juan
del Corral, en 1606, mientras que Diego de Escorza es el autor de la fachada de
estilo neoclásico.1
En ellos
reinterpretó cromáticamente y dio vida y ambiente a los grabados del flamenco
Bolswert que le sirvieron de modelo. Además de esta serie, hay en San Agustín otra
importantísima obra de la Escuela Quiteña, del mismo Miguel de Santiago: el
cuadro llamado de la Regla, colosal tela de 8 metros por más de 6, que está
sobre el presbiterio del templo.
Pero hay mucho más que admirar en San Agustín: numerosos rasgos originales del columnario de los retablos de la iglesia, la belleza del claustro con sus galerías superpuestas, y la Sala Capitular.
A la mitad del
tramo oriental del claustro se abre la puerta de la Sala Capitular, célebre
porque en ella se firmó el Acta del 10 de Agosto de 1809.
Tiene en su
testero un hermoso calvario de Olmos, imaginero quiteño de comienzos del XVIII,
y, al extremo opuesto, la tribuna para el orador o lector, de riquísima talla,
coronada por preciosa concha ribeteada por calado de fino encaje. El artesonado
de la bóveda está adornado con numerosas telas y en los faldones hay lienzos de
motivos hagiográficos, dieciséis de un lado y dieciséis del otro. El de la
muerte de San Agustín y el de San Jerónimo son de Miguel de Santiago, San
Agustín, iglesia y claustro, con todas las obras nombradas y otras más, es una
verdadera pinacoteca del arte colonial quiteño.
Arquitectura
El arquitecto Francisco Becerra, que se hallaba por aquel
entonces en Quito, trazó los planos de la iglesia y convento de San Agustín, hacia
1580 ó 1583.
En 1606 se firmó contrato con el arquitecto español Juan del Corral.
Terminada la obra arquitectónica, se mandó traer de Roma retablo para el
altar mayor y se hizo la talla de los altares laterales. Todo aquello estuvo
terminado para 1650. La fachada se trabajó según consta la inscripción puesta
sobre la puerta de entrada entre 1659 y 1669. Por aquellos mismos años se hacía
la obra de los claustros y Miguel de Santiago pintaba para ellos los bellísimos
lienzos de la vida de San Agustín -de 3 metros por más de 2 metros.
Detalles de la fachada principal revelan su estilo Barroco en el que se
destacan elementos decorativos españoles y amerindios. La iglesia es parte de
un complejo arquitectónico que incluye un convento, un jardín interior y un
amplio salón de sesiones llamado Sala capitular lugar de reunión de los monjes.
El convento y claustro tienen una entrada separada al lado oriental de
la fachada principal de la iglesia. El campanario alcanza una altura de 22
metros y sus campanas son originales de la época. Parte del conjunto
arquitectónico es un pequeño atrio en donde esta erigida una cruz de piedra en
la esquina diametralmente opuesta a la entrada principal. Originalmente
ostentaba un Cristo de madera tallado por Caspicara. Hoy día una réplica de piedra
ocupa su lugar.
El Museo de la
Ciudad
Historia
El Museo
de la Ciudad fundado 9 de marzo de 1565e Quito, la historia de sus habitantes,
develando así una historia mucho más rica de las que ofrecen las piezas
arqueológicas u obras de arte aisladas de su contexto.
El Museo de la Ciudad se ubica en lo que hace más de 30 años
fue el Hospital San Juan de Dios y que, en época de la Conquista, fue el Real
Hospital de la Misericordia de Nuestro Señor Jesucristo, fundado en 1565 por
orden del rey Felipe II de España. Por este último dato se dice que, donde
ahora se encuentra el Museo de la Ciudad, fue donde se constituyó la
institución civil más antigua de la capital, pero afirmar esto sería privar del
calificativo de “civil” a las edificaciones que los Incas construyeron en
Quito, y negar que las culturas prehispánicas fueron “civilizadas”.
De todas maneras, el Museo de la Ciudad se
encuentra en un edificio que atestiguó toda una era en la vida de este
territorio, hablamos de la época colonial, y ha venido siendo testigo de la
transformación de Quito, de una ciudad pequeña y colonial a una metrópoli.
El museo posee un recorrido cronológico dividido en
las diferentes salas que se encuentran en exposición. Comenzando por la Sala
Quito que muestra como los diferentes pueblos prehispánicos vivían y llevaban a
cabo sus tareas cotidianas en el territorio que ahora comprende la actual
ciudad.
A continuación vendrá la Sala del siglo XVI en la
cual se expone el dramático cambio que sufrió este suelo cuando llegó la
Conquista Española. La época de violencia terminará con la imposición de una
cultura sobre otra, los conquistadores sobre los conquistados y con la
legitimación de formas más sutiles de violencias: la verbal, la étnica, la
simbólica.
El recorrido continuará con los siglos XVII, donde
se consolida el nuevo orden, el siglo XVIII, donde se develan varios síntomas
de descontento ante el orden establecido siendo el exponente más conocido
Eugenio Espejo, y finalmente el siglo XIX donde la clase criolla irrumpirá con
su grito de independencia y donde se empezará a establecer la República bajo la
influencia francesa.
Arquitectura
El
museo de la ciudad conserva el patrimonio arquitectónico del edificio civil más
antiguo de Quito El antiguo Hospital San Juan De Dios
Tiene
una planta arquitectónica Andaluza ya que posee un patio interno central
que tiene una fuente y rededor se encuentran las habitaciones para diferentes actividades,
la iglesia tiene arcos de medio punto y está cubierta por pan de oro.
CENTRO DE ARTE
CONTEMPORÁNEO
El Antiguo Hospital Militar de Quito es en la actualidad el Centro de Arte Contemporáneo de la ciudad el cual ofrece nuevos espacios para la pintura, teatro, danza, escultura, fotografía, artes visuales y digitales, performances y demás expresiones artísticas.
El edificio
histórico donde ahora se encuentra el Centro de Arte Contemporáneo, tuvo
múltiples usos desde su construcción a inicios del siglo XX. Fue por orden del
presidente Eloy Alfaro que se construyó con el propósito de ser un sanatorio
para enfermos de tuberculosis, y tuvo esta función hasta 1922 cuando se
transformó en cuartel militar. Luego vendría la Guerra de Los Cuatro Días en la
cual morirían alrededor de 2,000 personas, y entonces este edificio fue ocupado
por los partidarios de Neptalí Bonifaz en 1932. Dos años más tarde empezaría a
tener su función como Hospital Militar, la misma que duraría hasta el año de
1979.
Para el
mencionado año, el edificio ya presentaba un deterioro avanzado. Funcionaron
ahí oficinas gubernamentales por poco tiempo, luego fueron hogar de gente
desposeída, alrededor de 45 familias. En el 2006 vendrían las negociaciones con
estas familias por parte del Municipio para su desalojo.
Desde
el siguiente año comenzaría la remodelación del edificio hasta el 2008 donde se
lo inauguró con el nombre de “El Bicentenario”, esto en memoria de la
conformación de la Primera Junta Soberana de Gobierno en suelo sudamericano el
10 de agosto de 1809.
El
edificio posee numerosos pabellones y salas para exhibiciones, brinda nuevas
tecnologías museísticas para diferentes tipos de exposiciones, además posee un
café y una librería. Pronto también existirá una biblioteca, mediateca,
auditorio y almacenes.
Esta instalación posee numerosos pabellones y salas para
exhibiciones, un café, una librería, una biblioteca, algunos auditorios y
almacenes.
El patio principal que esta al exterior tiene una área de 500 m2,
el patio interior que esta cubierto tiene una área de 335 m2, mientras que el
hall principal tiene 256 m2, la terraza principal 332 m2 y la sala para
talleres 243 m2.
Museo Metropolitano de
Quito
nació en el siglo XVII, misma que se levanto junto a la iglesia de
La Compañía de Jesús
El museo metropolitano fue inicialmente construido por los
jesuitas, sus espacios han sido modificados al transcurrir el tiempo, así como
su funcionalidad desde ser la Universidad San Luis, la Universidad de Santo
Domingo, la Universidad Santo Tomás de Aquino, Universidad de Quito y por
ultimo la Universidad Central del Ecuador.
El 28 de mayo de 1957, el Ilustre
Municipio de Quito aprobó la ordenanza de creación del Museo de Arte e Historia
Alberto Mena Caamaño en base al fondo de arte donado por don Alberto Mena
Caamaño, inaugurándose este el 3 de noviembre de 1959. Se consideró como local idóneo para el museo el antiguo
cuartel de la Real Audiencia. En 1970 se
abrió al público la escena que recrea la masacre del 2 de Agosto de 1810. Las
figuras fueron elaboradas en cera por el artista francés Alexander Barbieri,
tomando como modelo un cuadro pintado por César Villacrés en 1909. A partir de entonces, se popularizó la
denominación de “museo de cera” para todo el museo municipal.
El 27 de noviembre del 2002 se
inauguró la sala permanente “De Quito al Ecuador”, como parte integrante del
Museo Alberto Mena Caamaño, que contextualiza
la escena del 2 de Agosto de 1810 en su momento histórico. Esta sala, con recorrido dirigido, comprende un área de
1.006 m2, que ocupa en dos y tres niveles los espacios correspondientes al antiguo Cuartel de la Real Audiencia de
Quito
LAS SALAS
Es indispensable que los visitantes entiendan
el museo partiendo de su experiencia y de su vida actual. De Quito al Ecuador tiene una perspectiva
temporal desde la que, determinados
temas, observados desde el presente, se
procesan a lo largo de la historia y muestran problemas que no son nuevos. El
discurso museográfico establece, como eje central, un paralelismo del momento actual con el
contenido histórico.
Esta exposición cuenta con material de
alto contenido visual y de gran impacto.
El visitante se encontrará inmerso de manera anecdótica en el contenido,
lo que convierte a este espacio en un sitio didáctico, entretenido e
interesante.
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